domingo, 6 de septiembre de 2009


El Sr. Murillo entró a la cocina de su casa seguido de los gatos.
Su esposa, furiosa, los corría detrás con la manguera. El potente chorro de agua logró ahuyentar a los animales, pero salía con tanta fuerza que cerró la puerta de un golpe. En pocos minutos la cocina se convirtió en una gran pecera.
El pez, feliz de la vida.

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